¡Cómo pasa el tiempo! Qué poco falta para que se acabe el verano para mí: el de las vacaciones, los viajes, los domingos sin pensar que mañana hay que trabajar, las siestas, las largas noches sin dormir o los desayunos sin prisas. Pero se va con un buen sabor de boca. Cuando llega septiembre siempre miro atrás y hago un balance de cómo han sido estos dos últimos meses, y debo reconocer que ha sido mejor de lo que me esperaba, un verano de no parar, como me gustan, intentando pasar el máximo tiempo posible con la gente a la que más quiero, y dejándome recuerdos de muchos momentos especiales.
Ahora toca hacer las maletas (otra vez), y despedirme (otra vez) de mis padres, pero espero que también sea por poco tiempo, ellos saben que siempre que puedo me escapo y vengo a verles.